El libro de Malaquías (cuyo nombre significa "Mi Mensajero") es el último de los profetas del Antiguo Testamento y sirve como un puente entre la Ley y los Profetas y la llegada de Juan el Bautista y Jesucristo. El libro expone la apatía espiritual del pueblo de Israel después de su regreso del exilio babilónico, confrontando sus pecados y renovando las promesas del pacto.
I. El Amor Inmutable de Dios (Malaquías 1:1-5)
Malaquías comienza con la declaración del amor de Dios por Israel: "Yo os he amado, dice Jehová; y preguntasteis: ¿En qué nos amaste de verdad?" (Mal. 1:2). El pueblo, desanimado y escéptico ante las dificultades post-exílicas, duda del amor de Dios. Pero, Dios le recuerda a Israel Su elección de Jacob sobre Esaú. El amor de Dios no depende de los méritos humanos, sino de Su voluntad (Romanos9:13−16). El amor de Dios es la base de nuestra relación con Él, un amor que permanece a pesar de nuestra infidelidad.
Nunca debemos cuestionar el amor de Dios por causa de nuestras circunstancias. Él nos ha elegido en Cristo antes de la fundación del mundo (Efesios1:4). Nuestro compromiso debe ser una respuesta agradecida a este amor.
II. La Necesidad de una Adoración Genuina (Malaquías 1:6–2:9)
Dios confronta a los sacerdotes por su adoración hipócrita y despreciable. El pueblo ofrecía animales ciegos, cojos o enfermos, deshonrando la "mesa de Jehová" y el pacto de Leví. Los sacerdotes, en lugar de corregir, lo permitían e incluso participaban.
Esta sección de Malaquías destaca la importancia de la adoración verdadera (Juan4:24), que es más que un ritual externo; debe ser una entrega de lo mejor de uno mismo (nuestro corazón, mente y posesiones) a un Dios santo y glorioso. El liderazgo de la iglesia tiene la solemne responsabilidad de enseñar fielmente la Palabra y ser ejemplos de reverencia (Mal.2:7). La infidelidad en el púlpito conduce a la apostasía en la congregación.
Nuestra adoración debe reflejar el alto valor que le damos a Dios. No podemos venir a Él con "sacrificios" a medias (tiempo, servicio, recursos) mientras dedicamos lo mejor de nuestra vida a las cosas del mundo.
III. La Fidelidad Matrimonial como Reflejo del Pacto (Malaquías 2:10-16)
Malaquías condena la infidelidad en el matrimonio (el divorcio y casarse con mujeres extranjeras) como una traición al pacto. Dios "aborrece el repudio (divorcio)" (Mal.2:16) porque el matrimonio es un pacto sagrado que refleja la relación de Dios con Su pueblo.
El matrimonio es una ordenanza divina establecida por Dios para ser un pacto de por vida entre un hombre y una mujer (Mateo19:4−6). La fidelidad conyugal no es solo un asunto de ética social, sino una manifestación tangible de la fidelidad que debemos a nuestro Dios de pacto. La iglesia debe defender y modelar la santidad del pacto matrimonial.
La manera en que honramos nuestros votos matrimoniales es un testimonio de cómo valoramos el pacto de Dios con nosotros, sellado por la sangre de Cristo.
IV. El Robo a Dios (Malaquías 3:7-12)
Malaquías presenta otro problema. El pueblo preguntaba: "¿En qué te hemos robado?". Dios responde: "En vuestros diezmos y ofrendas" (Mal.3:8). Dios los desafía a probarlo trayendo todos los diezmos al alfolí, prometiendo una bendición desbordante.
El diezmo (10%) se originó antes de la Ley mosaica y fue una ley en el Antiguo Testamento, la cual enfatiza que el principio que debe gobernar a un dador es la generosidad alegre, sistemática y sacrificial como una expresión de mayordomía de todo lo que Dios nos ha dado (2Corintios9:7).
Como creyentes en Cristo, estamos llamados a ser dadores alegres y generosos, superando a menudo el estándar del diezmo con ofrendas que reflejan la abundancia de nuestra bendición en Cristo. Debemos dar para sostener la iglesia local y la obra misionera mundial.
V. El Gran Día del Señor y la Esperanza Mesiánica (Malaquías 3:1-6; 4:1-6)
Malaquías termina profetizando la venida de dos figuras: "Mi mensajero" (Mal.3:1) que preparará el camino, y el "Ángel del Pacto" que vendrá súbitamente a Su templo para juicio y purificación. Más tarde, identifica al precursor como Elías el profeta (Mal.4:5). Este es el punto culminante del libro y su conexión con el Nuevo Testamento.
- Juan el Bautista es identificado como el "mensajero" que vino en el espíritu y poder de Elías, señalando a Jesús (Mateo11:10,14).
- Jesucristo es el "Ángel del Pacto" y el "Sol de Justicia" (Mal.4:2). Él es el cumplimiento de la profecía, el que purifica a Su pueblo (Mal.3:3) mediante Su sacrificio y quien regresará en el "día de Jehová" para juzgar a los malvados y recompensar a los que temen Su nombre (Mal.4:1−3).
Aplicación:
Malaquías nos recuerda que Dios no cambia (Mal.3:6). Su amor es constante, Su justicia es segura y Sus promesas son verdaderas. El llamado a Israel, y por extensión a la iglesia de hoy, es: "Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros" (Mal.3:7).
Que este devocional nos impulse a la adoración reverente, a la fidelidad en el hogar y a la generosidad sin reservas, mientras esperamos el glorioso regreso de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Libros relacionados con este devocional:
3. Bosquejos expositivos de la Biblia (Esdras a Malaquías)
4. Comentario de Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías (A través de la Biblia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja un comentario