Cuando parece muy difícil seguir a Cristo
Capítulo IX
Satanás utiliza otras dos maneras de apartar a los creyentes de su servicio a Dios. Primero, les hará pensar que tan difícil es seguir a Cristo; les dirá que es difícil orar, es difícil pensar constantemente en las cosas espirituales, que es difícil tener comunión con los otros creyentes, difícil obedecer, etc.
El primer remedio contra tal maquinación es el pensar más en la necesidad de servir a Cristo, que en las dificultades que tendrán al servirle. Los creyentes deben servir a Cristo para mostrarle su agradecimiento. Los creyentes necesitan crecer en santidad para poder vencer el pecado. Necesitan ser obedientes a Dios para poder hacer su obra en este mundo. Los creyentes necesitan seguir a Cristo para que el propósito de Dios sea cumplido en sus vidas. No hay duda que los creyentes se enfrentarán con problemas y dificultades al seguir a Cristo, pero los creyentes verdaderos toman esta responsabilidad, aún a sabiendas de los problemas que puedan sobrevenirles.
Segundo, los creyentes deben recordar, que si realmente quieren servir a Cristo, Él les ayudará tanto que no les será difícil. Quizás en un principio no les parezca fácil, pero mientras van haciendo la voluntad de Dios, descubrirán que experimentan gran gozo al realizarla. Mientras se sirve a Dios, uno encuentra en forma personal que Dios le está apoyando, le fortalece, le anima y le guía a través del camino más difícil. Podemos ver en la Biblia como las personas se reían de Nehemías y de los demás judíos que pretendían levantar nuevamente los muros de Jerusalén. Sin embargo, Nehemías contaba con la fortaleza de Dios como su ayuda. Nehemías 2:20 dice: “El Dios de los cielos. El nos prosperará, y nosotros sus siervos levantaremos y edificaremos…” También Isaías dijo respecto a Dios: “saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos…” (Is 64:5)
También los creyentes necesitan pensar mucho acerca de las dificultades que Cristo mismo sufrió, de cómo Él nunca huyó del sufrimiento. Soportó los peores sufrimientos en cuerpo y alma para el bienestar espiritual de nosotros, para nuestro bien eterno. En Isaías 50:6 Cristo dice: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba, no escondí mi rostro de las injurias y los esputos” Cristo soportó la ira del Padre, la carga de nuestros pecados, la malicia de Satanás y el aborrecimiento del mundo. Puesto que Cristo sufrió tanto por nosotros, debemos obedecerle y vivir para Él, aún cuando esto signifique que tengamos que sufrir en alguna forma.
Los creyentes deben darse cuenta de que servir a Cristo es difícil solo para su viejo hombre, los remanentes de su naturaleza caída. Todos los creyentes están obligados a despojarse del viejo hombre y la pasada manera de vivir y a vestirse del nuevo hombre (Ef 4:22-23) El nuevo hombre se goza de seguir a Cristo, es a su naturaleza pecaminosa a quien no le gusta servir a Dios. En Romanos 7:22 el apóstol Pablo dice: “Según el hombre interior (el nuevo hombre) me delitos en la ley de Dios” Para la nueva criatura el yugo de Cristo es fácil y ligera su carga (Mt 11:30) Para el nuevo hombre los mandamientos de Dios no son gravosos, sino causa de gozo. Todos los creyentes saben que esta es la verdad, y hay algo en su interior que les hace disfrutar agradando a Dios.
Finalmente, hay grandes recompensas para aquellos que a pesar de sus dificultades siguen a Cristo fielmente. Hay galardones en el futuro. El cielo recompensará todo. En el libro de Hebreos leemos de la fe de Moisés que tuvo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón (He 11:26)
Además, hay recompensas en esta vida para aquellos que siguen a Cristo a pesar de las dificultades. El Salmo 19:11 dice que en guardar los mandamientos hay grande galardón. Cuan necios son los creyentes que permiten que Satanás les robe este grande galardón.
En segundo lugar, Satanás tratará de usar otro método para conseguir que los creyentes no sirvan a Dios. Puede tratar que piensen equivocadamente acerca de lo que Cristo ha hecho en pro de ellos. Les sugerirá que puesto que Cristo ha hecho todo para su pueblo, les ha perdonado, les ha justificado, ha garantizado su llegada al cielo, entonces no hay nada que hacer salvo estar gozosos y festejar. Satanás desea que piensen que puesto que Cristo ha sido castigado como su sustituto y puesto que Cristo está en el cielo preparando un lugar para ellos, entonces no hay necesidad de orar, de arrepentirse, de estudiar la Biblia, de reunirse con otros creyentes. En fin, puesto que Cristo nos ha salvado, no hay necesidad de que le sirvamos.
Al hacer estas sugerencias, Satanás está tomando una parte de la verdad y convirtiéndola en una mentira. Es cierto que si no fuera por la obra salvadora de Cristo, no habría ningún creyente. Sin embargo, ser un cristiano incluye más que el mero recibir lo que Cristo ha hecho. La Biblia dice: “Ya no sois vuestros, porque habéis sido comprados por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y vuestro espíritu los cuales son de Dios” (1 Co 6:19-20) Los creyentes pertenecen a Cristo. Le pertenecen a fin de que hagan su voluntad motivados por agradecimiento y amor a Él. Entonces Satanás miente cuando sugiere que una vez que hemos sido salvos por Cristo, ya no es necesario servirle.
La verdad es que lo que Cristo ha hecho y continúa haciendo por los creyentes constituye el motivo más fuerte para servirle. Cristo les ha librado del poder dominante del pecado, de la ira de Dios, de la amargura de la muerte, de los sufrimientos del infierno. Por lo tanto le deben servir gozosos y con mucha gratitud. Pablo dijo a Tito que “Cristo Jesús se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo celos de buenas obras” (Ti 2:14) El hecho de que Cristo se haya dado a sí mismo por los creyentes debe estimularles a ser celosos de hacer el bien. Esta es la razón de porqué los creyentes verdaderos siempre han sido muy activos en el servicio de Cristo.
Por otra parte si no quieren servir a Dios deben cuestionarse si en verdad son creyentes. El apóstol Juan escribió “el que dice que le ha conocido y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Jn 2:4) Una vez más tenemos que ver la equivocación de Satanás: La persona salva no es negligente en el servicio de su Salvador. El verdadero creyente desea servir a Cristo de todo corazón, cueste lo que cueste, porque Cristo sufrió mucho para salvar a cada creyente.
Thomas Brooks
No hay comentarios:
Publicar un comentario