Capítulo II
En este capítulo vamos a tratar una segunda forma en que Satanás persuade a los creyentes, y esta es, convencerlos que sus pecados son muy pequeños y sin importancia.
Satanás seduce a los creyentes al pecado diciéndoles que sus pecados son “pecaditos”. Cuando Satanás actúa así, quiere que los creyentes pasen por alto ciertos pecados y que se acostumbren a ellos. Quiere que clasifiquen sus propios pecados como pequeños en comparación con los pecados de los demás. Desea que los creyentes piensen del pecado como si hubiese pecados grandes y chicos, para que pasen por altos estos últimos.
El primer remedio contra esa táctica es darnos cuenta que los pecados que parecen pequeños han traído la ira de Dios. Aún el pecado más pequeño es una transgresión contra la santa ley de Dios. Los pecados que parecen “pequeños” son ofensas contra la gloria y bondad de Dios. Un solo pecado arruinó a toda la raza humana. Por pecados que a los hombres parecen pequeños, Dios derramó su ira sobre Sodoma y Gomorra.
Segundo, los pecados pequeños inevitablemente conducen a pecados mayores. El pecado se esparce en la vida de uno poco a poco. Los que continúan viviendo en pecados pequeños, terminan viviendo completamente en pecado. Cuando cometemos un solo pecado, nunca sabemos hasta que punto nos llevará. El rey David comenzó deseando a Betsabé y terminó adulterando y asesinando a Urías heteo, su marido. Los que comienzan con pequeños pecados no pueden detenerse, y normalmente terminan en grandes pecados.
Tercero, es algo triste alejarse de Dios debido a un pecado pequeño. Podemos decir que entre menos fuerte sea la tentación, más grande es el pecado; los pecados más pequeños deberían ser los más fáciles de evitar. Cuando uno es tentado en una cosa pequeña y cede, demuestra que tan malo es. Indica que uno prefiere gozar un poco del pecado, que gozarse de Dios. Cuando nos disgustamos con un amigo acerca de una cosa pequeña, esto demuestra nuestra necedad y nuestra falta de humildad. Del mismo modo es necio y malo pecar contra Dios y alejarnos de Él por un pecado pequeño.
Cuarto, frecuentemente hay un peligro enorme en el pecado más pequeño. Los pecados pequeños pueden influirnos por largos períodos de tiempo hasta que nos hacen mucho daño. Un hoyo pequeño en un barco permite el paso del agua hasta que finalmente lo hunde. Así, un pecado pequeño puede afectarnos paulatinamente hasta arruinar nuestra vida.
Quinto, a lo largo de la historia, los creyentes han escogido sufrir los peores tormentos que participar de los pecados pequeños. Daniel y sus amigos pudieron haber pecado fácilmente pero estuvieron dispuestos a sufrir. De igual forma muchos creyentes han sufrido por negarse a participar de la idolatría, la mundanalidad, los errores doctrinales, etc.
Finalmente, cuando Dios muestra a los hombres cuan poderoso es el pecado más pequeño, no podrán mantenerse en pie ante la culpa del más pequeño de ellos. Los egipcios consideraban a la plaga de moscas como el “dedo de Dios”. Y aunque eran unas criaturas pequeñas se volvieron poderosas cuando fueron usadas por Dios para juicio. Entonces, cuando Dios les muestra a los creyentes el mal y el gran poder de los pecados pequeños, ya no pueden pensar ligeramente acerca de ellos.
Thomas Brooks
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