sábado, 26 de septiembre de 2009

Tesoro Bíblico_Dr. Adrian Rogers

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2


TESORO BÍBLICO:

El que muere con el mayor número de juguetes es el que gana. ¿Es eso tener éxito? o ¿que se cumplan sus sueños? ¿Tener todo lo que quiere? ¿Ganar suficiente dinero para no tener que trabajar más? ¿Podemos decirle lo que es tener éxito? Y lo decimos sin titubeo alguno. Éxito es la realización progresiva de la voluntad de Dios llevada a cabo en su vida. Eso es el éxito. No es la cantidad de dinero que tenga, ni lo famoso que usted sea, ni qué tan sano esté, ni el número de amigos que tenga, ni la cantidad de juguetes que posea. El éxito es, nada menos y nada más, que la realización progresiva de la voluntad de Dios en su vida.


PUNTO DE ACCIÓN:

¿Desea conocer la voluntad de Dios? ¿Quiere que el deseo de su corazón se convierta en realidad? Lea Miqueas 6:8. ¿Qué es lo que requiere Dios de usted? Lea Samo 37:4. ¿Qué le está llamando Dios a hacer?

Adrian Rogers
www.elamorquevale.org

Remedios preciosos contra las artimañas del diablo

Cuando el pecado no parece ser peligroso

Capítulo V


Otra táctica del diablo es la de decirle al creyente que puede acercarse al pecado sin caer en él. Le insistirá al creyente que puede acercarse a gente con vidas pecaminosas o que puede estar en lugares donde se cometen actos de pecado, sin que le suceda nada. Le dirá que puede estar conviviendo con los borrachos sin emborracharse, que puede tener compañía con la gente inmoral sin participar de sus inmoralidades. Dirá que puede acercarse a la puerta de la prostituta siempre y cuando no suba a su cama, que puede mirar la belleza de Jezabel pero no cometer pecado con ella, que puede poner sus manos en el lingote de oro de Acán siempre y cuando no lo robe. En otras palabras, que uno puede acercarse al pecado sin ser afectado por ello. No obstante, con frecuencia sucede que el acercarse al pecado conduce de inmediato a pecar.


La Biblia advierte a los creyentes respecto a los lugares y las personas que les animan a pecar. 1 Ts 5:22 les manda a apartarse de toda clase de mal. Proverbios 4:14-15 dice: “No entres por la vereda de los impíos, no vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa” Hay que evitar todo aquello que no es bueno, saludable y santo. No hagas nada que parezca malo o que tenga apariencia de pecado. Si uno no quiere ser quemado, deberá apartarse del fuego. Si uno no quiere pecar, deberá alejarse de cualquier cosa que le conduciría a pecar; si no lo hace, no podrá tener victoria sobre el pecado.


La Biblia no habla de que aquellos que fueron victoriosos sobre el pecado. Se alejaron de todo lo que les podía conducir a pecar, aunque solo fuera una apariencia. El diablo considera como media victoria, como casi un conquista, el hecho de que uno no se aparte de aquello que le puede conducir a pecar. El caso de José, es una ilustración de uno que se alejó de la tentación del pecado. Aunque la esposa de Potifar le provocaba a cometer el adulterio, José no le escuchaba, ni aceptaba estar en la presencia de ella (Gn 39:10) Si usted quiere gozar de las bendiciones de Dios, usted tiene que alejarse de todo aquello que le conduce a pecar.


El hecho de evitar la apariencia del pecado es una evidencia de la gracia de Dios que le eleva a uno por encima de los hombres que pertenecen al mundo. De esta manera Abraham vivió una vida piadosa en medio de un pueblo inmundo. Daniel permaneció fiel en un país donde se adoraba a dioses falsos. Timoteo vivió una vida controlada por el Espíritu de Dios en medio de un pueblo pagano en Efeso. Los creyentes no deben escuchar al diablo cuando este les dice que pueden acercarse al pecado sin pecar. La enseñanza de la Biblia es clara al respecto, apártese de cualquier cosa que le conduzca a pecar.

Otra artimaña usada por Satanás para conducir a los creyentes al pecado es decirles que los no arrepentidos gozan de una placentera y sin problemas. “Mira esas gentes como siguen pecando y están felices, llenas de buenas cosas. No tienen preocupaciones. Únete a ellos y te vas a divertir” Algunas veces Dios bendice en esta vida a los mismos que están destinados a la condenación. La manera en que Dios trata con una persona en esta vida no siempre indica lo que Dios piensa acerca de esa persona. En la misma manera Dios a veces envía cosas difíciles a las personas que son objeto de su amor. El sol brilla sobre los espinos y sobre los árboles frutales. La buena dádiva de Dios es otorgada a los buenos y a los malos. Tanto los buenos como los malos gozan de buena salud, reciben riqueza y abundancia; asimismo, sufren indistintamente pérdidas y enfermedades.


El primer remedio contra esta táctica es acordarnos de que Dios está en contra de los que usan sus bendiciones como un pretexto para pecar. El enojo de Dios es muy fuerte contra los que abusan de su bondad de esta manera. Los creyentes nunca deben pensar que la ternura de Dios les da libertad para pecar; por el contrario, su benignidad debería conducirles al arrepentimiento.


Segundo, no hay miseria más grande en esta vida que la ausencia de la corrección y la disciplina de Dios. Aquellos cuyas vidas adolecen de estar marcas deben preocuparse. Si Dios nunca les ha enviado problemas, si sus vidas siempre han sido felices, entonces están en el peor estado posible. Cuando Dios no corrige y prueba a una persona, esa persona está perdida. Los incrédulos pueden sentirse felices porque Dios no les corrige, pero su sentimiento de seguridad es falso. Muy lejos de indicar que todo está bien con ellos, indica lo contrario, que todo está mal. La prosperidad ha sido una piedra en la cual han tropezado millones; tropezaron, cayeron y fracturaron la cerviz de su alma para siempre.


Tercero, es cierto que los pecadores gozan de buenas cosas en esta vida, pero sus “bendiciones” son nada comparado con lo que no tienen. Los pecadores pueden gozar de dinero, poder, amigos, salud, felicidad; pero no conocen a Dios, ni a Cristo, ni al Espíritu de Dios. No tiene la paz con Dios, ni el perdón de sus pecados. No son hijos de Dios y no son libres del poder dominante del pecado. No son objeto de la gracia de Dios y tampoco tienen la esperanza de ir nunca al cielo. ¿De qué sirven todas las bendiciones temporales de esta vida si uno no tiene el amor de Dios, el perdón de sus pecados, la presencia de Cristo y la esperanza de gloria?


Cuarto, las cosas buenas de esta vida no son siempre lo que aparentan ser. Las cosas “buenas” siempre están mezcladas con cosas malas. El poder y el dinero traen temores, preocupaciones y no tan solo la felicidad. El Salmo 92:7 dice que los impíos brotan como la hierba, que florecen lo que hacen la iniquidad, pero que serán destruidos eternamente. Frecuentemente Dios castigará con juicios espirituales a las mismas personas que sufren menos castigo en esta vida. Por juicios espirituales quiero decir que no están dispuestos a arrepentirse, que no se preocupan por sus almas, que sus conciencias están cauterizadas, sus corazones endurecidos, están ciegos en cuanto a la verdad acerca de Dios. Juicios semejantes a estos son peores que todos los sufrimientos y tristezas de esta vida terrenal.


Quinto, algún día los hombres darán cuenta de todas las bendiciones que recibieron durante su vida terrenal. “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará (Lc 12:48) ¿Qué dirán estas personas por tantas bendiciones que Dios les había otorgado? Dios es paciente ahora, pero su paciencia y su bondad deberían guiarnos al arrepentimiento, de otro modo, su bondad se convierte en un motivo de mayor juicio.


Thomas Brooks

viernes, 25 de septiembre de 2009

Remedios preciosos contra las artimañas del diablo

Cuando se peca, porque es fácil arrepentirse

Capítulo IV


En este capítulo podremos observar otro método usado por el diablo para hacer que los creyentes caigan en el pecado. Satanás les dice que es fácil arrepentirse, tan sencillo como confesarlo al sacerdote. Todo lo que tienes que decir es: “Señor ten misericordia de mí” y Él te perdonará. Susurrará a tu oído que el arrepentimiento es fácil.


Esta mentira del diablo es muy peligrosa. Es una mentira que ha sido usada para engañar a muchos y ponerlos bajo el control y dominio del pecado. El arrepentimiento no es fácil; está más allá de las fuerzas humanas. Para arrepentirse uno necesita el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos, es decir, se necesita el poder de Dios.


El apóstol Pablo escribió a Timoteo que los siervos de Dios debían enseñar la verdad, con la esperanza que Dios concediera a los oyentes el arrepentimiento (2 Ti 2:25). El arrepentimiento no es fácil; el arrepentimiento es el don de Dios. El profeta Jeremías preguntó: ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer el mal? (Jer 13:23) Las personas no pueden cambiarse a sí mismos; hace falta el poder de Dios para que puedan cambiar. El hecho simple de decir: “Señor ten misericordia de mí”, no es el arrepentimiento verdadero. Los que usan este lenguaje sin un cambio genuino en sus vidas, se están engañando. Muchos están ahora en el infierno porque se equivocaron en cuanto a la naturaleza del arrepentimiento.


Hay tres elementos esenciales en el arrepentimiento. El primer elemento es un cambio sustancial; es dar la espalda al pecado y volverse hacia Dios. El arrepentimiento es dejar las tinieblas y volver a la luz. Isaías dijo. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Dios” (Is 55:7) El arrepentimiento significa dar la espalda a todo pecado, aún el pecado que uno amaba más. Significa también un cambio de actitud hacia Dios y hacia todo lo que Él manda. Cuando una persona se arrepiente verdaderamente, sabe que no existe nada en ella misma que agrade a Dios, y todo lo que tiene es su pecado. Esto le hace volverse a Dios suplicándole ayuda y perdón. El arrepentimiento no es fácil. Siempre es difícil y ocasiona dolor y vergüenza.


El segundo elemento en el arrepentimiento verdadero es un cambio completo de vida. El arrepentimiento significa un cambio en la vida interior, en lo que uno piensa y en lo que uno desea. El arrepentimiento significa un cambio tan fuerte en la vida que otros pueden verlo, un cambio en su manera de vivir, en sus hábitos, en su perspectiva. Isaías 1:16 dice: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras delante de mis ojos; dejas de haced lo malo; aprended a haced el bien”. Esto significa un cambio exterior e interior, un cambio completo de vida.


El tercer elemento del arrepentimiento es su continuidad a lo largo de toda la vida del creyente. Arrepentirse significa siempre esforzarse para guardar la ley de Dios en forma más completa. Significa acercarse cada vez más a Dios aunque al mismo tiempo, sabemos que no podemos dejar de considerarnos pecadores. La vida cristiana consiste de un proceso continuo de mortificación del pecado. El apóstol Pablo, quien fue usado grandemente por Dios, dijo “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? (Ro 7:24)


El arrepentimiento no es propio de la naturaleza humana; se necesita tanto el poder de Dios para arrepentirse, como para no pecar. “Venid y volvamos a Jehová porque Él nos arrebató y nos curará; hirió y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará y viviremos delante de Él” (Os 6:1-2) Fíjense que Dios es el que hace todas estas cosas a favor de su pueblo. Él les sana. Él venda sus heridas. Les vivifica y restaura. El poder de Dios y el amor de Dios están actuando en el arrepentimiento. Sin la misericordia y el amor de Dios actuando en uno, no puede haber arrepentimiento verdadero.


Es común que Satanás le dice a uno que el arrepentimiento es fácil. Pero después de que se ha caído en el pecado su mensaje cambiará; ahora dirá que el arrepentimiento es imposible. Una vez que la persona se ha acostumbrado al pecado, el diablo dirá que el arrepentimiento es la cosa más difícil que uno puede hacer. Le dirá que resulta difícil dar la espalda a los pecados que ya forma parte de su vida misma. Dirá que no puede haber posibilidad del arrepentimiento, porque ha abusado de la misericordia de Dios y no ha hecho caso de las advertencias divinas. Satanás le hablará de cuantas veces ha caído y que tan malos han sido sus pecados. Le dirá, “Ahora es imposible arrepentirse”.


Los creyentes verdaderos buscarán el arrepentimiento mientras haya tiempo, ¡hoy! El arrepentimiento nunca es fácil pero con la ayuda y con la misericordia de Dios, uno puede dar la espalda al pecado y volverse a Dios.


Thomas Brooks

jueves, 24 de septiembre de 2009

Remedios preciosos contra las artimañas del diablo

Cuando el pecado ha sido cometido por grandes hombres
Capítulo III

En este capítulo trataremos con otras tácticas utilizadas por el diablo para hacer que los creyentes caigan en el pecado. Primero, Satanás les habla que los mejores creyentes de la Biblia pecaron y por lo tanto los creyentes pueden pecar también. En segundo lugar, Satanás les dirá que no se preocupen por sus pecados, que Dios es misericordioso para perdonarles. Ahora veremos la forma de enfrentar estas artimañas.

Primero, a veces Satanás les dice a los creyentes que, como todos aquellos de los que leemos en la Biblia pecaron, entonces el pecado no es tan grave. David fue un hombre que amó a Dios, y sin embargo cometió el adulterio. Satanás se apoya en este asunto para decirnos que el adulterio no es tan malo. Noé fue un hombre que halló gracia ante los ojos de Dios (Gn. 6:8), sin embargo en Gn 9:21 leemos que este hombre se emborrachó. Satanás dirá entonces a los creyentes que tampoco la borrachera es un pecado tan grave delante de Dios. El evangelio de Mateo capítulo 6:17 nos habla de que Pedro fue bendecido por el Señor; pero en Mateo 26:74 el mismo apóstol maldijo y negó a nuestro Señor Jesucristo. Con esta base, Satanás dice a los creyentes que tales pecados no son tan graves en ninguna manera.

¿Tiene razón Satanás? David, Noé, Pedro y otros hijos de Dios pecaron gravemente contra Dios. ¿Significa esto que los creyentes no deben preocuparse por sus pecados?

En primer lugar, Satanás solo está mencionando una parte de la historia. David pecó, pero también David se arrepintió. El Salmo 51 nos habla de cómo se sintió David y que hizo después de haber caído en el pecado. “Lávame más y más de mi maldad, límpiame de mi pecado” (Sal 51:2) Estas no son las palabras de alguien que no se preocupaba por el pecado, sino de alguien que estaba arrepentido, que aborreció su pecado y pidió el perdón de Dios. De la misma manera, después que Pedro maldijo y negó al Señor, salió y lloró amargamente (Mt 26:75) ¿Por qué lloraba Pedro? Lloraba porque estaba consciente de su pecado y estaba arrepentido de lo que había hecho. Cuando uno piensa que puede pecar porque los creyentes bíblicos lo hicieron, uno debe preguntarse si puede arrepentirse como ellos lo hicieron. La verdad es que muchos pueden pecar en la forma que estos hombres lo hicieron, pero muy pocos pueden arrepentirse como ellos lo hicieron. Es decir, aunque los creyentes bíblicos cayeron en el pecado ocasionalmente, en realidad lo aborrecían. Del mismo modo, los creyentes deben aborrecer el pecado y desear alejarse de él.

En segundo lugar, nótese que estos creyentes no permanecieron en el pecado. Pecaron en ocasiones pero no vivían en el pecado. Y aún cuando pecaron, no lo hicieron de todo corazón. Satanás desea que los creyentes pequen tan seguido a fin de que se acostumbren al pecado, quiere que se sientan a gusta pecando. Esto es muy diferente a la forma en que cayeron David y Pedro. Es necesario recordar que David y los demás creyentes mencionados sufrieron mucho a consecuencia de sus pecados. En el Salmo 51, David dice que la fue tan doloroso como la fractura de un hueso (Sal 51:8) Y Dios le sentenció como consecuencia de su falta diciéndole que siempre habría violencia en su familia y así ocurrió.

Los pecados de David y Pedro están registrados en la Biblia como una advertencia a los creyentes y también para su ayuda. Por un lado Dios no quiere que los creyentes se desesperen cuando pecan, y por esta razón nos muestra que aún los creyentes más fuertes pecaron. Y por otro lado, Dios advierte a los creyentes a no descuidarse en su lucha contra el pecado. Debemos aprender de las caídas de otros, es decir, sus caídas pueden ayudarnos a nosotros a no caer. No hay ninguna seguridad en nuestros años como creyentes ni tampoco en nuestra fidelidad del pasado. Hay gracia y perdón para los que han caído pero también hay disciplina.

Además de esta táctica, Satanás trata de lograr que los creyentes no se preocupen por el pecado, diciéndoles que Dios es misericordioso y que siempre les perdonará. El diablo les habla de que Dios es un Dios de pura misericordia y que está dispuesto a tenerles misericordia y que siempre estará más propenso a perdonar que a castigar a su pueblo. Veamos a continuación cinco remedios preciosos en contra de esta táctica.

Primero, siempre es una señal de que Dios está en contra nuestra cuando no nos preocupamos por el pecado. Cuando vemos que alguien no está preocupándose por sus pecados, podemos estar seguros de que Dios está juzgando a esta persona. Es una cosa terrible cuando Dios entrega a uno a sus propios pecados. En una ocasión Dios dijo con respecto a los israelitas: “Los dejaré por tanto a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos” (Sal 81:12) En otro momento “Efraín es dado a los ídolos; déjalo” (Os. 4:17) Esto fue el juicio de Dios contra ellos. Cuando Dios abandona a un pueblo, entonces ya no se preocupan por sus pecados.

Segundo, Dios es tanto misericordioso como justo; Su misericordia no anula Su justicia. Satanás oculta esta verdad cuando dice que Dios siempre será solamente misericordioso. Cuando Adán pecó, Dios en su justicia le echó fuera del paraíso. Cuando el mundo antediluviano se corrompió, Dios en su justicia mandó el diluvió. A menos que los pecadores se arrepientan, Dios no les puede perdonar.

Tercero, los pecados contra la misericordia de Dios acarrean juicio. Cuando los hombres abusan de la misericordia de Dios entonces viene su juicio. Este es el orden en que Dios actúa: ofrece primero su misericordia, pero si los hombres no le hacen caso, entonces son juzgados. Dios mostró gran misericordia y ternura hacia los israelitas, sin embargo ellos se alejaron de Dios y le olvidaron. Jesús les advirtió que no quedaría piedra sobre piedra de su templo y así sucedió (Mr 13:2) Jerusalén y el templo fueron destruidos. Los judíos fueron muertos y llevados cautivos. Los que abusaron de la misericordia de Dios y le dieron la espalda a sus advertencias, fueron objetos de su justicia. Entre más que uno es bendecido, más severo será su juicio si se olvida de Dios. Carpenaum que fue levantada hacia el cielo posteriormente, fue puesta hasta la parte más baja del infierno (Mt 11:23)

Cuarto, los creyentes no deben pensar que debido a que disfrutan de algunas bendiciones de Dios, todo está bien. Todos de alguna manera u otra reciben constantemente beneficios de la bondad de Dios. Pero la misericordia especial de Dios es solamente para aquellos que le aman y le obedecen “Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad para los que guardan su pacto y sus testimonios” (Sal 25:10) “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan su misericordia” (Sal 33:18) “Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen” ¿Teme usted a Dios? Si es así, entonces no deseará pecar contra su misericordia. (Sal 103:11)

Quinto, la misericordia de Dios es un motivo muy fuerte para no pecar. La bondad de Dios nunca debe convertirse en un pretexto para pecar. La Biblia dice que debido a la misericordia de Dios, los creyentes deben entregarse completamente a Él, su cuerpo, su mente y todo lo que son, a fin de que sean usados en su servicio (Ro 12:1) La misericordia de Dios debe conducir a los creyentes a amarle y no a pecar contra Él. Los que toman la misericordia de Dios como un pretexto para pecar, están siguiendo una lógica satánica. Cuando esta lógica de pensamiento predomina en una persona, hay motivos para suponer que tal persona está en perdición. Cuando una persona dice que la misericordia de Dios significa que el pecado no importa, tal persona demuestra que no está valorando correctamente este atributo divino. Una compresión correcta de la misericordia divina, trae como resultado una atracción hacia Dios y un aborrecimiento del pecado.

Thomas Brooks