viernes, 18 de julio de 2025

La Productividad en el libro de los Salmos

Llevamos algunas décadas observando como el mundo se ha obsesionado con la productividad, las métricas y la optimización del tiempo. Esto debería hacer que el creyente  se pregunte cómo encaja su fe en esta ecuación. ¿Es la productividad solo una meta secular, o tiene un fundamento bíblico? Lejos de ser un manual de gestión del tiempo, los Salmos nos invitan a entender la productividad desde una óptica divina: una vida que honra a Dios, da fruto y prospera espiritualmente, lo que a su vez se manifiesta en bendición en todas las áreas.

La Productividad Radicada en la Ley de Dios 
El Salmo 1 es el portal de entrada a todo el libro y establece un principio fundamental de productividad espiritual. Nos presenta dos caminos: el del justo y el del impío.
Salmo 1:1-3: "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará."
Aquí, la productividad se describe con la imagen de un árbol plantado junto a corrientes de aguas. Este árbol:
  • Da su fruto a su tiempo: La productividad no es una producción forzada, sino un crecimiento natural y oportuno. Hay temporadas de siembra, crecimiento y cosecha. La verdadera productividad se alinea con los tiempos de Dios, no con la prisa humana.
  • Su hoja no cae: Es decir, es constante, resiliente. Su vitalidad no depende de las fluctuaciones externas, sino de su constante nutrición de la "corriente de aguas".
  • Todo lo que hace, prosperará: Esta prosperidad no es meramente material (aunque puede incluirla), sino una prosperidad general que emana de una vida alineada con la voluntad divina.
La clave de esta productividad es la meditación constante en la ley de Jehová. Esto implica sumergirse en la Palabra de Dios, permitiendo que sus principios moldeen nuestros pensamientos, decisiones y acciones. Cuando nuestra mente está saturada de la verdad divina, nuestras acciones naturalmente tenderán a ser productivas y bendecidas. La "productividad" es un resultado de la devoción y la obediencia.
Para ser verdaderamente productivos, necesitamos priorizar nuestro tiempo en la Palabra de Dios. No solo leerla, sino meditar en ella, masticarla, permitir que se arraigue profundamente en nuestro ser. ¿Estamos cultivando esta "fuente de agua" en nuestras vidas?

La Productividad Depende de la Bendición de Jehová 
El Salmo 127 es un recordatorio contundente de que nuestros esfuerzos humanos, por más diligentes que sean, son vanos sin la intervención divina.
Salmo 127:1: "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia."
Salmo 127:2: "Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño."
Aquí se corrige la idea de que la productividad es simplemente cuestión de esfuerzo sobrehumano, de trabajar hasta el agotamiento.
  • "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan...": Esto se aplica a cualquier "casa" que estemos construyendo: nuestra carrera, nuestro ministerio, nuestra familia, nuestras finanzas. Sin la bendición y dirección de Dios, todos nuestros afanes pueden resultar estériles. La productividad verdadera es aquella que cuenta con la aprobación y el poder de Dios.
  • "Por demás es que os levantéis de madrugada...": El salmista no está desincentivando el trabajo duro, sino advirtiendo contra la vana confianza en el esfuerzo humano por sí solo. Hay una "productividad de la ansiedad" que nos lleva a trabajar sin descanso, impulsados por el miedo o la ambición desmedida. Dios desea una productividad que provenga de la paz y la confianza en Él, permitiéndonos incluso descansar. El "sueño" es un símbolo de descanso, provisión y la capacidad de Dios para trabajar mientras nosotros dormimos.
¿Estamos confiando en nuestras propias fuerzas para alcanzar la productividad, o estamos sometiendo nuestros planes y esfuerzos a la voluntad de Dios? La oración, la dependencia y la confianza en Dios son tan "productivas" como cualquier hora de trabajo, porque abren la puerta a la intervención divina.

La Productividad como Fruto del Temor de Jehová 
El Salmo 128 enlaza directamente la productividad con una vida piadosa.
Salmo 128:1-2: "Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado tú, y te irá bien."
Salmo 128:3: "Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa."
Este salmo nos enseña que la productividad no es solo individual, sino que se extiende a la familia y al hogar.
  • "Cuando comieres el trabajo de tus manos": Esta es una promesa de que nuestros esfuerzos serán recompensados. La laboriosidad es reconocida y bendecida. No se trata solo de trabajar, sino de disfrutar los frutos de ese trabajo, lo cual es una bendición de Dios. 
  • "Tu mujer será como vid que lleva fruto... tus hijos como plantas de olivo...": La productividad se manifiesta en un hogar bendecido, con una familia que crece y prospera. Una familia armoniosa y floreciente es una de las mayores formas de "productividad" que podemos experimentar, reflejando el orden y la bendición de Dios.
Nuestra productividad en el trabajo no debe ir en daño de nuestra familia y nuestro hogar. De hecho, una vida piadosa que teme a Jehová se manifiesta en una familia fructífera, que es un testimonio poderoso de la bendición de Dios.

La Productividad en la Sabiduría para Contar Nuestros Días 
El Salmo 90, un salmo de Moisés, es una meditación sobre la brevedad de la vida y la eternidad de Dios. En este contexto, nos da una perspectiva crucial sobre la verdadera productividad.
Salmo 90:10: "Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos."
Salmo 90:12: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría."
Salmo 90:17: "Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma."
Aquí, la productividad se vincula con la sabiduría para administrar nuestro tiempo limitado.
  • "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría": Esta es una oración para que Dios nos dé discernimiento para usar nuestro tiempo de manera significativa. La verdadera productividad no es solo hacer muchas cosas, sino hacer las cosas correctas, aquellas que tienen valor eterno. Es una invitación a la intencionalidad, a vivir con propósito, reconociendo la fugacidad de la vida. 
  • "Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma": Esta es una oración poderosa por la bendición de Dios sobre nuestro trabajo. No solo queremos trabajar, sino que queremos que nuestro trabajo sea confirmado por Dios, que tenga un impacto duradero y que honre Su nombre. Es una petición para que nuestro esfuerzo no sea en vano, sino que sea sellado con la aprobación divina.
¿Estamos viviendo cada día con la conciencia de su brevedad y valor eterno? ¿Estamos pidiendo a Dios que confirme la obra de nuestras manos, asegurándonos de que nuestros esfuerzos estén alineados con Su propósito? La sabiduría divina es el motor de la verdadera productividad.

La Productividad para la Gloria de Dios y el Beneficio del Prójimo 
Aunque en el Salmo 144 David pide por victoria en la batalla, sus deseos de prosperidad al final del salmo nos dan una visión de lo que significa una nación productiva bajo la bendición de Dios.
Salmo 144:12-15: "Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio; Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros rebaños que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos; Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; no haya asalto, ni salida, ni grito en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová."
Aquí la productividad se describe en términos de:
  • Crecimiento y prosperidad generacional: Hijos fuertes y preparados, hijas valiosas y hermosas, representando la futura generación.
  • Abundancia de recursos: Graneros llenos, rebaños que se multiplican, bueyes fuertes. Esto no es solo para el enriquecimiento personal, sino para el bienestar de la comunidad y la nación. La productividad en este sentido contribuye al bien común.
  • Paz y seguridad: La ausencia de asaltos o conflictos internos, lo que permite que el trabajo y la prosperidad florezcan sin interrupciones.
Esta visión de productividad está intrínsecamente ligada a la bendición de tener a Jehová como Dios. La prosperidad y la productividad, en última instancia, son para la gloria de Dios y para que Su pueblo sea un testimonio de Su bondad y poder.
¿Cómo podemos usar nuestra productividad y los frutos de nuestro trabajo para el bien de nuestra comunidad y para la expansión del Reino de Dios? ¿Estamos orando por la prosperidad en nuestras vidas para que podamos ser un canal de bendición para otros?

Aplicación
El libro de los Salmos nos redefine la productividad. No es simplemente un conjunto de técnicas para hacer más, sino una forma de vida arraigada en la verdad de Dios. La verdadera productividad es:
  1. Enraizada en la Palabra de Dios 
  2. Dependiente de la bendición de Dios 
  3. Fruto de una vida de temor y obediencia a Dios 
  4. Guiada por la sabiduría divina para administrar nuestro tiempo 
  5. Orientada a la gloria de Dios y al bienestar de los demás 
Busquemos con la ayuda de Dios una productividad que no nos agote, sino que nos llene de propósito y gozo, sabiendo que nuestros esfuerzos están siendo bendecidos y confirmados por nuestro Padre celestial. Que, como el árbol del Salmo 1, demos nuestro fruto a su tiempo, para la gloria de Aquel que nos plantó en su Hijo Jesucristo.
 
Si te interesa aprender más sobre la productividad, te dejo algunas sugerencias de libros: 
 
 
 
 
 

jueves, 17 de julio de 2025

La Oración en el libro de los Salmos

Los Salmos son una escuela magistral sobre la oración. A través de sus versos, descubrimos que la oración es mucho más que un rito religioso; es la conversación viva, auténtica y transformadora que el alma anhela tener con su Creador. Es en los Salmos donde aprendemos a derramar nuestro corazón ante Dios, sin filtros, encontrando consuelo, guía y fortaleza en Su presencia.

La Oración como Expresión Transparente
Una de las enseñanzas más impactantes de los Salmos es la invitación a la honestidad radical en la oración. David y los demás salmistas no se guardan nada. Expresan gozo desbordante (Salmo 30:11-12), desesperación profunda (Salmo 13:1-2), enojo (Salmo 58:6-8), confusión (Salmo 73:2-3), arrepentimiento (Salmo 51:1-2), y gratitud (Salmo 103:1-5). No hay pretensión ni fachada. Claman a Dios desde lo más hondo de sus almas, sin importar cuán "imperfectos" o "inapropiados" puedan parecer sus sentimientos.
Esto nos enseña que Dios desea nuestra sinceridad. No necesitamos pulir nuestras palabras o esconder nuestras verdaderas emociones. Él ya las conoce. La oración es el lugar donde podemos despojarnos de toda máscara y presentarnos tal como somos, con nuestras dudas, miedos, alegrías y frustraciones. Al hacerlo, reconocemos que sólo Dios puede ayudarnos y obrar en nosotros.

La Oración como Auxilio en la Aflicción
Los Salmos están saturados de clamores en medio de la aflicción. Salmos como el 22, el 69 o el 88 nos sumergen en la oscuridad del sufrimiento humano. Los salmistas se sienten abandonados, perseguidos, enfermos y desesperanzados. Sin embargo, en medio de su angustia, su primer instinto es buscar a Dios.
Esto nos recuerda que la oración no es solo para los momentos de calma y bonanza. Es en la tempestad donde a menudo descubrimos la verdadera profundidad de nuestra necesidad de Dios. Los Salmos nos animan a llevar nuestras cargas más pesadas ante Él, a derramar nuestras lágrimas, a expresar nuestras preguntas. Aprendemos que Dios no se asusta de nuestro dolor; Él lo comprende y está cerca de los quebrantados de corazón: "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Salmos 34:18."

La Oración como Adoración y Alabanza
Aunque los Salmos exploran las profundidades del lamento, también son un torrente de adoración y alabanza. Salmos como el 145, el 100 o el 150 son himnos gloriosos que exaltan la grandeza, el poder, la fidelidad y la bondad de Dios. Los salmistas alaban a Dios por su creación, por su providencia, por sus juicios justos y por su amor inagotable.
Esto nos enseña que la oración va más allá de nuestras peticiones. Es fundamentalmente un acto de reconocimiento de quién es Dios. Al alabarlo, cambiamos nuestra perspectiva. Dejamos de enfocarnos en nuestros problemas para centrarnos en la magnificencia de Aquel que los supera a todos. La alabanza nos eleva, nos llena de esperanza y nos recuerda que estamos en las manos de un Dios soberano y digno de toda nuestra devoción.

La Oración como Súplica y Petición
Por supuesto, los Salmos también nos muestran la oración como súplica y petición. Los salmistas ruegan por protección, por sanidad, por liberación de sus enemigos, por sabiduría y por guía. Confían en que Dios escucha sus ruegos y actúa en respuesta.
Esta faceta de la oración nos enseña la importancia de presentar nuestras necesidades a Dios con fe. No se trata de exigir, sino de confiar en Su buen carácter y en su deseo de proveer para sus hijos. La oración de petición no es un intento de manipular a Dios, sino una expresión de nuestra dependencia de Él y nuestra creencia en su capacidad para intervenir en nuestras vidas.

La Oración como Confianza y Esperanza
A pesar de los valles de desesperación y dolor que atraviesan, los salmistas invariablemente regresan a un lugar de confianza y esperanza en Dios. Incluso después de derramar sus quejas, terminan afirmando la bondad de Dios, su fidelidad y su salvación. El Salmo 23, por ejemplo, es un testimonio de la confianza inquebrantable en el pastoreo divino.
Esto nos revela que la oración es un camino hacia el fortalecimiento de nuestra fe. Al hablar con Dios, al expresar nuestros temores y al recordar sus promesas, nuestra perspectiva se transforma. La oración nos ancla en la verdad de que, pase lo que pase, Dios está en control y tiene un propósito para nuestras vidas. Nos ayuda a mirar más allá de las circunstancias y a aferrarnos a la esperanza que solo Él puede dar.

Aplicación
El libro de los Salmos es un llamado a la profundidad y autenticidad en nuestra vida de oración. Nos anima a:
  1. Ser honestos: Traer a Dios cada emoción, cada pensamiento, cada frustración, sin reservas.
  2. Clamar en la aflicción: No huir de Dios en los momentos difíciles, sino correr hacia Él con nuestras cargas.
  3. Adorar en todo tiempo: Recordar quién es Dios y alabarlo por su carácter, incluso cuando no entendemos sus caminos.
  4. Pedir con fe: Presentar nuestras necesidades con la convicción de que Él escucha y responde según su voluntad perfecta.
  5. Confiar y esperar: Mantener nuestra esperanza anclada en Él, sabiendo que su fidelidad nunca falla.
Que los Salmos sigan siendo nuestra guía y nuestro consuelo, enseñándonos a orar con todo nuestro ser, y a experimentar la transformación que viene de una relación íntima y viva con nuestro Dios.
 
Para aprender más sobre la oración:
 
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, 16 de julio de 2025

La Esperanza Eterna en los Salmos – Ecos de la Resurrección

Los Salmos presentan verdades profundas y a menudo pasadas por alto sobre una de las doctrinas centrales de la fe cristiana: la resurrección. Aunque el Antiguo Testamento no siempre presenta la resurrección con la misma claridad explícita que el Nuevo Testamento, los Salmos contienen semillas poderosas de esta esperanza eterna.
Para comprender lo que los Salmos enseñan sobre la resurrección, debemos examinar cuidadosamente el lenguaje poético y las convicciones subyacentes de los salmistas. No encontraremos un tratado teológico sistemático, sino más bien expresiones de fe en la fidelidad de Dios que trascienden la muerte.

La Vida Más Allá del Seol
El concepto del "Seol" (el reino de los muertos) es recurrente en los Salmos, a menudo como un lugar de oscuridad y olvido donde la alabanza a Dios cesa. Sin embargo, incluso en esta concepción, hay destellos de una confianza de que la relación con Dios no termina con la muerte.
Salmo 16:9-11: Este es, quizás, uno de los pasajes más explícitos y proféticos. "Por tanto, mi corazón se alegra, y se regocija mi alma; también mi carne reposará segura. Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre."
Aquí, David expresa una convicción profunda de que Dios no lo abandonará a la corrupción del Seol. La frase "no permitirás que tu Santo vea corrupción" fue interpretada por Pedro en Hechos 2:27-31 como una profecía directa de la resurrección de Jesús. Esto nos muestra cómo los salmistas, inspirados por el Espíritu, podían articular verdades que se cumplirían plenamente en Cristo. La "senda de la vida" y la "plenitud de gozo" en la presencia de Dios sugieren una existencia continua y gloriosa más allá de la tumba.
Salmo 49:15: "Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque él me tomará consigo."
Este versículo es una declaración audaz de fe en la capacidad de Dios para rescatar al salmista de las garras de la muerte. La expresión "me tomará consigo" (similar a la experiencia de Enoc o Elías) apunta a una comunión ininterrumpida con Dios, que va más allá de la separación física de la muerte. Es una afirmación de que la muerte no tiene la última palabra sobre aquellos a quienes Dios ama.

La Promesa de la Justicia Divina
Los salmistas a menudo claman a Dios por justicia y reivindicación frente a sus enemigos y los impíos que prosperan. En este contexto, la idea de la resurrección o de una vida más allá adquiere un significado importante, ya que ofrece la esperanza de que la justicia de Dios finalmente prevalecerá.
Salmo 73:23-26: "Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado con tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre."
Este salmo comienza con la confusión del salmista ante la prosperidad de los impíos, pero concluye con una fe inquebrantable en la cercanía de Dios y una esperanza futura. La frase "después me recibirás en gloria" es una clara anticipación de una existencia futura con Dios, una que implica una transformación y glorificación más allá de la debilidad de la carne. La porción eterna de Dios contrasta con la transitoriedad de la vida terrenal.
Salmo 17:15: "En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; seré saciado cuando despierte a tu semejanza."
Este es un verso extraordinario. La idea de "ver el rostro de Dios en justicia" implica una vindicación final. Pero lo más sorprendente es "seré saciado cuando despierte a tu semejanza." Este "despertar" es una referencia velada a la resurrección, donde la persona no solo es restaurada a la vida, sino transformada para reflejar la semejanza divina, un anticipo de la glorificación.

La Fidelidad de Dios que Vence a la Muerte
Lo más importante que sustenta la creencia en la resurrección en los Salmos es que Dios es absolutamente digno de confianza y siempre cumple su palabra. Si Dios es el Señor de la vida, ¿cómo podría la muerte tener el poder de anular Su pacto y Su amor por Su pueblo?
Salmo 30:3: "Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida, para que no descendiese a la fosa."
Aunque este salmo puede referirse a una recuperación de una enfermedad grave, el lenguaje de ser "subido del Seol" y "recibir vida" se presta a una comprensión más profunda de la capacidad de Dios para rescatar de las profundidades de la muerte física o espiritual.
Salmo 116:3-9: "Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra mi alma. Benigno es Jehová y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó. Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien. Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar. Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes."
Aquí, el salmista describe una experiencia cercana a la muerte, pero la resolución es la liberación de Dios. La promesa de "andar delante de Jehová en la tierra de los vivientes" implica una vida restaurada y una comunión continua con Dios, que apunta más allá de la mera existencia física.

Aplicación
Aunque los Salmos no nos ofrecen una doctrina desarrollada de la resurrección tal como la encontramos en el Nuevo Testamento, sí nos brindan los cimientos de esta gloriosa verdad. Los salmistas, en su profunda fe y confianza en la soberanía y fidelidad de Dios, vislumbraron una realidad donde la muerte no era el fin. Anticiparon:
  • La preservación del alma más allá de la tumba.
  • La reivindicación de los justos por un Dios de justicia.
  • Una existencia continua en la presencia gloriosa de Dios.
  • La transformación y restauración de la persona completa (cuerpo y alma).
Para el cristiano, estos pasajes de los Salmos adquieren un significado aún más profundo a la luz de la resurrección de Jesucristo. Él es el "Santo" del Salmo 16 que no vio corrupción. Él es el que ha vencido el Seol y nos ha asegurado la vida eterna ("viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Hch. 2:31-32 )
Los Salmos, entonces, no solo son un lamento por la mortalidad humana, sino también un canto de esperanza inquebrantable en el Dios que tiene el poder de levantar a los muertos y llevar a Sus hijos a una vida eterna en Su presencia.
Meditar en estos salmos nos fortalece la fe y nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros de la vida, nuestra esperanza está anclada en un Dios que no solo nos acompaña en el valle de sombra de muerte, sino que también nos conducirá a la gloria de una nueva vida. La resurrección, prefigurada en los Salmos y cumplida en Cristo, es la máxima expresión de la fidelidad y el amor inquebrantables de Dios por Su pueblo.
 
 
Si deseas aprender más sobre la resurrección de Cristo, y sobre apologética, puedes considerar comprar este libro:
 
 
 

martes, 15 de julio de 2025

La Muerte en el libro de los Salmos

Continuamos meditando sobre algunas enseñanzas relevantes que se encuentran en el libro de los Salmos.  En esta ocasión consideraremos el tema la muerte. Abordo esta enseñanza, debido a que el día de ayer (14 de julio) partió de este mundo para estar en la presencia del Señor Jesucristo, el pastor John Macarthur. Así que, pienso que es adecuado reflexionar brevemente sobre lo que Dios le enseña a Su pueblo en el libro de los Salmos acerca de la muerte.
El libro de los Salmos nos ofrece una profunda y multifacética visión sobre la muerte. Lejos de ser un tema evitado, la realidad de la mortalidad humana se aborda con honestidad, dolor, pero también con una fe inquebrantable en la soberanía y bondad de Dios. 

La Brevedad de la Vida
Los salmistas no eluden la realidad de lo temporal de la vida. Con frecuencia, meditan sobre la brevedad de nuestra existencia en contraste con la eternidad de Dios. Esta conciencia de la muerte no es morbosa, sino un llamado a la sabiduría y a la búsqueda de lo trascendente.
En el Salmo 90:3-6, 10, 12 Moisés dice: "Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres. Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca.  Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos.  Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría."
Este salmo, es una meditación poderosa sobre la fragilidad humana. Nos recuerda que nuestra vida es efímera, como la hierba que brota y se marchita. La sabiduría reside en reconocer esta verdad y vivir de una manera que honre a Dios, aprovechando el tiempo que se nos ha dado. La muerte, en este contexto, es un recordatorio constante de la necesidad de dar prioridad a lo eterno.
En el Salmo 39:4-5 David escribe: "Hazme saber, oh Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días, para que yo sepa cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días escasa medida, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente es pura vanidad la vida de todo hombre que vive."
David expresa su deseo de comprender la brevedad de su vida. Esta reflexión no es para desesperarse, sino para reconocer la vanidad de la vida sin una perspectiva divina y, por lo tanto, buscar significado en Dios. La muerte es el gran igualador, demostrando la fragilidad inherente a la condición humana.

El Dolor y la Angustia ante la Muerte
Los salmistas no son ajenos al dolor, la angustia y el lamento que acompañan la muerte, ya sea la propia o la de un ser querido. Expresan de manera honesta sus sentimientos de tristeza, miedo e incluso desamparo.
Salmo 6:4-5: "Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia. Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?"
Aquí, David ruega por su vida, argumentando que si muere, no podrá alabar a Dios en el Seol (el reino de los muertos, a menudo asociado con un lugar de silencio y olvido en el Antiguo Testamento). Esto refleja la comprensión limitada de la vida después de la muerte en el Antiguo Pacto, pero también la angustia de un hombre que anhela continuar su relación con Dios.
Salmo 88:3-5, 10-12: "Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol. Soy contado entre los que descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza. Libre entre los muertos, como los muertos que yacen en el sepulcro, de quienes no te acuerdas más, y que han sido cortados de tu mano... ¿Harás maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? ¿Se contará en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el Abadón? ¿Serán conocidas en las tinieblas tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido?"
Este es uno de los salmos más sombríos, expresando una profunda desesperación. El salmista se siente abandonado y a punto de morir. La pregunta sobre si los muertos pueden alabar a Dios resalta la angustia y la sensación de desconexión que la muerte podía representar en ese momento.

La Confianza en Dios a través y más Allá de la Muerte
A pesar del dolor y la incertidumbre, la fe en Dios emerge como el ancla de esperanza en los Salmos. Los salmistas, en momentos de aflicción y ante la inminencia de la muerte, se aferran a la soberanía, el amor y la capacidad de Dios para redimir y sostener.
Salmo 23:4: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento."
Este es uno de los versículos más reconfortantes de toda la Escritura. David no niega la existencia del "valle de sombra de muerte", una metáfora para los peligros y la oscuridad que rodean el fin de la vida. Sin embargo, su temor se disipa por la presencia de Dios. La vara y el cayado, herramientas del pastor, simbolizan la guía y la protección divina, incluso en el umbral de la muerte. La muerte, aquí, no es el final, sino un camino a través del cual Dios nos acompaña.
Salmo 49:15: "Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque él me tomará consigo."
Este versículo es crucial, ya que apunta hacia una esperanza de redención más allá de la tumba. Mientras que otros salmos expresan preocupación por el olvido en el Seol, aquí hay una clara declaración de que Dios tiene el poder de rescatar la vida del reino de la muerte. La frase "él me tomará consigo" insinúa una comunión continua con Dios, una esperanza de vida después de la muerte. Esta es una chispa profética de la resurrección.
Salmo 73:23-26: "Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado con tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre."
Asaf, después de luchar con la prosperidad de los impíos, llega a la conclusión de que la verdadera bendición está en la relación con Dios. Las frases "después me recibirás en gloria" y "mi porción es Dios para siempre" apuntan directamente a una esperanza de vida eterna y comunión ininterrumpida con Dios, incluso cuando la carne y el corazón desfallecen, es decir, ante la muerte física. Esta es una de las declaraciones más claras en los Salmos sobre la vida después de la muerte.

El Destino de los Malvados
Los Salmos también abordan la muerte desde la perspectiva de la justicia divina, especialmente en relación con los impíos. Mientras que los justos encuentran consuelo y esperanza en Dios, los malvados enfrentan un destino diferente.
Salmo 9:17: "Los malos serán trasladados al Seol, todas las naciones que se olvidan de Dios."
Aquí, el Seol se presenta como el destino de aquellos que se olvidan de Dios, un lugar de juicio y separación. La muerte para los impíos no es simplemente el fin de la existencia, sino el comienzo de una retribución divina.
Salmo 37:20: "Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros se disiparán; como el humo se disiparán."
La imagen de los impíos desvaneciéndose como humo enfatiza lo pasajero de su prosperidad y el juicio final que les espera. Su muerte es una manifestación de la justicia de Dios.

Aplicación
Las enseñanzas de los Salmos sobre la muerte son profundamente relevantes para nosotros hoy:
  1. Acepta la Realidad de la Mortalidad: Reconocer la brevedad de la vida no es pesimista, sino una invitación a vivir con propósito y a valorar cada día. Nos llama a poner nuestras prioridades en lo eterno.
  2. Permítete Sentir el Dolor: Los Salmos nos dan permiso para lamentarnos, para expresar nuestra angustia y nuestro dolor ante la pérdida. Es una parte natural del proceso humano, y Dios es lo suficientemente compasivo para oír nuestras quejas.
  3. Aférrate a la Esperanza en Dios: A pesar de la oscuridad de la muerte, los Salmos nos dirigen a la luz de la presencia y la soberanía de Dios. Cristo, a quien apuntan muchos de estos salmos proféticos, ha vencido la muerte y nos ofrece vida eterna (Juan 11:25-26 "Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?". Nuestra confianza debe estar en Él, quien nos acompaña en el valle más oscuro y nos promete vida más allá de la tumba.
  4. Vive con Sabiduría y Rectitud: La conciencia de la muerte debe motivarnos a vivir vidas que agraden a Dios, buscando su justicia y su voluntad, sabiendo que hay una rendición de cuentas y un destino final.
 
Para profundizar más en el tema de la muerte, puedes adquirir alguno de estos materiales: 
 
 
 
 
4. Sorprendido por el sufrimiento (El papel del dolor y la muerte en la vida cristiana)